Escribir sobre música es mucho más difícil que escribir sobre literatura. No sólo porque la música no necesita palabras, sino también porque la mayoría de la gente se ha enfrentado al lenguaje durante toda su vida, no a la música clásica.
Es por eso que estoy planeando entrar en más detalles en los siguientes artículos, para introducirte en la historia y teoría de la música clásica. Por ahora, sin embargo, me gustaría pasar de una pieza a otra, para que tengas una idea de la música y de cómo puedes aprender a entenderla con sólo escucharla.
El método que voy a usar será similar al de los niños pequeños que aprenden a hablar. No, no aburrimos a nuestros pequeños con la teoría del lenguaje ni los probamos para ver si tienen vocabularios aprendidos. En vez de eso, les hablamos y les cantamos, y con sólo hacer esto empiezan a descifrar nuestro lenguaje de una manera natural.
La música es también un lenguaje con ciertas reglas y principios formativos que cualquiera puede aprender. Pero en lugar de hacerlo como las escuelas – de capítulo en capítulo y ejercicios aburridos, el mejor enfoque sería aprender directamente de diferentes canciones y cómo descifrarlas.
Para empezar, el paso más importante es familiarizarse con este tipo de música. Muévete, mira lo que tiene que decir y -sobre todo- aprende a amarlo.
Me gustaría empezar con algunas composiciones de Schubert. Al principio, les contaré un poco sobre la teoría musical y luego trataré de explicar la respectiva pieza musical.
En general, la música avanza en el tiempo sin tenernos en cuenta a nosotros, los oyentes. Si empiezas a leer un libro, puedes hacerlo más lento o más rápido, puedes releer ciertas partes, o, si no entiendes algo, puedes dejar el libro a un lado y volver a leerlo más tarde.
Sin embargo, cuando se interpreta música, todo esto no es posible. Tan pronto como la pieza musical comienza, se reproduce de principio a fin de una sola vez. Y si no puedes seguir el ritmo, la música se convierte en una mezcla de sonidos que consideramos aburridos.
Uno de los principios formativos de la música incluye la totalidad en sí misma, por lo que la pieza puede ser entendida inmediatamente cuando se escucha por primera vez. Hay diferentes maneras de lograrlo. La forma más sencilla es decir lo mismo dos veces, es decir, repetirlo. Pero como una simple repetición se vuelve aburrida a largo plazo, los compositores suelen hacer uso de numerosas variaciones.
Si comparamos la música con nuestro lenguaje cotidiano, se puede entender más fácilmente.
Así que tomemos como ejemplo una frase sencilla como “Hoy caminaré bajo la lluvia”.
Si tenemos la sensación de que no lo hemos entendido bien, o queremos confirmar que lo hemos entendido, lo repetimos.
“Hoy caminaré bajo la lluvia. Hoy caminaré bajo la lluvia.” De esa manera, cualquiera que hable nuestro idioma sabe lo que estamos tratando de decir.
Pero tal como mencioné antes, una simple repetición se vuelve aburrida a la larga. Además, tal vez te gustaría enfatizar una cierta palabra, como “Yo” caminar, o caminaré en la “lluvia”, y así sucesivamente. O tal vez alguien quiere empezar a contar toda una historia con esta frase y tiene que pensar en una transición.
Nuestro idioma ofrece muchos enfoques diferentes, al igual que la música:
el camino corto: “Camino bajo la lluvia.”
de la manera extendida: “Esta mañana, caminaré y bailaré bajo la lluvia.”
o la alteración: “Voy a dar un paseo bajo la lluvia ahora.”
Como pueden ver, hacemos estas cosas de forma bastante automática cuando hablamos. Y los compositores también lo hacen tocando con temas, melodías, ritmos, etc.
Para empezar, sin embargo, es importante que lo sepas. El siguiente paso sería buscarlo en todo tipo de obras musicales. Por supuesto, se necesita algo de práctica para memorizar una melodía o un ritmo con el fin de reconocer una variación, pero una vez que lo haces, no es realmente difícil.
Un buen ejemplo de repetición literal sería la llamada canción estrofa. Sí, el texto cambia, pero todos los versos tienen la misma melodía, y el piano sigue tocando las mismas notas una y otra vez. El ejemplo más bello es “Heidenröslein” de Franz Schubert.
Un poco más complejo sería la variación de una canción estrofa. El primer ejemplo para hoy es la canción “Die Forelle” (La trucha) de Franz Schubert.
Aquí es importante escuchar la pieza musical una o dos veces sin pensar en la estructura formativa ni en el contexto musical. Permítase involucrarse con la canción y déle a sus pensamientos y sentimientos la oportunidad de alejarse.
Como va a ser difícil publicar las notas con anotaciones aquí, decidí compartir una grabación con sellos de tiempo para navegar por la canción. La grabación que decidí usar es de Fischer-Dieskau.
Vayamos a la canción.
“Die Forelle” comienza con una breve introducción al piano, seguida de la primera estrofa.
A las 0:34, comienza una repetición casi exacta del comienzo, seguida por la segunda estrofa. Esta es la misma forma de la repetición literal que ya hemos aprendido en Heidenröslein.
La parte interesante empieza a la 1:07. Schubert comienza con la misma transición que hizo con la segunda estrofa antes, pero a la 1:11, el piano se mueve más hacia el bajo para indicar un cambio.
Y a la 1:14, hay algo nuevo. El tercer verso comienza con un nuevo tono y el ritmo de “Dochendlich ward demDiebe” coincide con el de “in einemBächleinhelle”.
“Ermacht das Bächleintückischtrübe, ….”, entonces realmente introduce algo nuevo. La melodía es diferente y el bajo siempre termina con el mismo acompañamiento (comenzando en 1:14 con intervalos más cortos, haciéndose aún más corto en 1:20, y luego se fijan los primeros acordes).
A partir de la 1:33, el final de la canción se acerca. “Und ich mit regem Blute” es otra variación de “In einem Bächlein helle”. Si escuchas atentamente, te darás cuenta de que el ritmo no está cambiando exactamente, sino que se está adaptando al texto. La segunda vez de “und ichmit…” es simplemente variada.
Y para cerrar la forma de la canción, al final, a partir de la 1:45, se vuelve a repetir la introducción.
Espero que mi explicación haya sido comprensible y que hayas podido comprender mejor y profundizar en la pieza musical.
Tal vez te interese decirme cómo cambió exactamente la música para ti antes y después de mi explicación. O si pudieras sentir un cambio.