Si visita las zonas vitivinícolas del sur de Estiria, se dará cuenta de los grandes molinos de viento que hay por todas partes, que no sólo giran alegremente, sino que hacen mucho ruido cuando sopla el viento y llenan de sonido toda la montaña. Se trata de los Klaptotetze, muy extendidos en el sur de Estiria y Eslovenia, que se utilizan aquí como espantapájaros desde el siglo XVIII.
Se mencionan por primera vez de forma manuscrita en 1797, pero la leyenda dice que el primer Klapotetz se erigió ya en el siglo XVI. Su origen está probablemente en Eslovenia, ya que la palabra Klapotetz deriva del término esloveno “klopótec”, que significa “sonajero”. También hay una hermosa foto del castillo cerca de Celje en el que se encuentra un klapotetz.
Lo interesante es el diseño de los aerogeneradores, que indica una larga experiencia y una estrecha observación de su efecto sobre la avifauna. Para construir un Klapotetz original, se necesitan cuatro tipos de madera: el molino de viento con sus ocho alas (en Eslovenia suele haber sólo seis) es de abeto, ya que su madera elástica es la más adecuada para la construcción, el fresno o el castaño se utiliza para el bloque, los mazos son de haya, y para la tabla de golpeo se utiliza madera de árboles frutales, normalmente cerezo, ya que sólo ésta produce los sonidos penetrantes que seguro ahuyentan a los pájaros.
Tradicionalmente, hay un arbusto de ramas de abedul en el extremo posterior, que siempre hace girar el molino de viento en dirección al viento.
Hoy en día, este hito puede verse y oírse por todas partes en las zonas vinícolas del sur de Estiria y es casi algo así como un emblema no oficial de la región.
Por cierto, los diccionarios eslovenos y austriacos dicen “der” Klapotetz, pero en el sur de Estiria decimos “die” Klapotetz, probablemente derivado del uso original del término “die Windmühl”, que luego cambió a “die Klapotetz”.