Todos conocemos fotos del Palacio de Buckingham y de la Guardia Real con sus características gorras altas – los Granaderos.
Esta unidad se originó en Francia en el siglo XVI. Originalmente se les llamaba “granaderos” porque su tarea consistía en lanzar las granadas, que en ese momento todavía eran difíciles de manejar y pesaban hasta un kilogramo, lejos de las líneas enemigas.
Sólo los hombres más grandes y fuertes fueron reclutados para este propósito, ya que la falta de habilidad o la mala constitución de un granadero representaba una amenaza para la vida y la integridad física de sus propios soldados.
Aunque el uso de granadas de mano fue perdiendo importancia a lo largo del siglo XVIII, las unidades no se disolvieron, sino que se convirtieron en una unidad de élite a la que siempre se le encomendaban tareas particularmente peligrosas y que se utilizaba donde parecía particularmente importante en la batalla.
Pueden distinguirse fácilmente de otras unidades en las representaciones contemporáneas. Para que no se les impidiera lanzar las granadas, no llevaban el tricornio que era habitual en aquella época, sino sólo el simple gorro del campamento.
A partir de estas gorras puntiagudas se desarrollaron las gorras de granadero altas y muy pesadas con escudos metálicos o pieles, que hacían que el portador pareciera aún más alto y que se convirtieron en un importante símbolo de estatus.
También es interesante que el saludo militar tal y como lo conocemos hoy se remonte directamente a los granaderos. Debido a la forma especial de su sombrero, les resultaba difícil quitárselo para saludar y, por lo tanto, era bastante pronto para simplemente poner la mano en la gorra.
Por razones de prestigio, cada vez más unidades insistieron en este tipo de saludo y hoy el “saludo del granadero” es el tipo de tributo militar más extendido en todo el mundo.